jueves, 8 de enero de 2015

LA PARADOJA DE LA GLOBALIZACIÓN

La globalización es polifacética, multiforme, modifica estructuras económicas, afecta procesos sociales, promueve nuevas tecnologías, replantea figuras y categorías políticas, y especialmente impacta y afecta nuestras vidas de distinto modo, positiva y negativamente, dependiendo de la economía, ubicación geográfica, recursos, tecnología, educación e infraestructura. Debido a esto Dani Rodrik ofrece un marco conceptual y analítico sobre la globalización.
Rodrik habla del "trilema político de la economía mundial" entre estado-nación, la democracia y la hiperglobalización. Según su análisis solamente dos de las tres premisas son compatibles al mismo tiempo. Es decir,  la democracia se debilita en el marco del Estado nación si éste está integrado profundamente en la economía internacional;  la democracia y el Estado nación son compatibles solamente si retrocede la globalización; la democracia puede convivir con la globalización si se articulan fórmulas de gobernanza transnacional y se debilita el Estado nación.
La solución a este trilema según Rodrik es que el Estado nacional vive, si no del todo bien, y sigue siendo esencialmente la mejor alternativa. La búsqueda de gobernanza global es algo absurdo. Es improbable que los gobiernos nacionales cedan un control significativo a instituciones trasnacionales, y las reglas armonizadoras no beneficiarían a sociedades con necesidades y preferencias diversas. La Unión Europea puede ser la única excepción para este axioma, aunque su crisis actual tiende a demostrar que es así.
Según Rodrik "Deberíamos esforzarnos por alcanzar una máxima globalización que sea coherente con un espacio para la diversidad en los acuerdos institucionales nacionales".
Otro de los temas que el autor abarca en ``La paradoja de la globalización´´ es el  paralelismo entre comercio y la emigración. En términos de movilidad laboral hoy nos encontramos donde estábamos durante el régimen comercial de los años 50. Entonces existía un sistema individual de cuotas elevadas restricciones al comercio y tenía sentido negociar multilateralmente algunas restricciones porque  casi todos salían beneficiados ahora, Rodrik cree que tiene sentido estas restricciones pero en los mercados laborales. Esto lleva a mayor riqueza en el mundo, facilidad a que las mercancías crucen las fronteras y que ocurra lo mismo con las personas. Todos los países en desarrollo deberían tener derecho para  enviar gente y los receptores serían los países avanzados. A juicio de Rodrik el único camino es establecer cuotas individuales en los países de acogida.

Uno de los aspectos que  más me interesó del libro es que echa por tierra todos esos tópicos que tanto se repiten de que los estados ya no pintan nada en el mundo globalizado y de que pensar desde la perspectiva de los Estados es cosa de antiguos y nostálgicos. A menudo de aquí se derivan conclusiones poco inteligentes, como que la soberanía ni existe ni importa, que lo único que cabe hacer es adaptarse a los tiempos de la globalización, etc. 

 






                                         -Nuria Monje Puerta

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